Como ya denunciaba Juan Carlos Monedero, las drogas son utilizadas para destruir a la juventud combativa y anularla. Tenemos el caso de Euskal Herria en los años 80.
Las drogas son contrarrevolucionarias, son alienantes y favorecen al Estado en cuanto a factores económicos y de salud. Crean ilusiones que no se sustentan en hechos reales y no empoderan a la persona en su búsqueda de la libertad. Y se asocian con ambientes marginales para dividir a la clase obrera.
Por una lucha sin drogas.
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