¿Dónde queda la línea que separa difundir una imagen reivindicativa a través de algo tan común como la ropa de convertirte en una persona más que viste lo mismo que comercializa una empresa para tantas otras, y, además de ello, le das un beneficio al hacerlo?
¿Cuándo unas palabras pierden su significado? ¿No estamos hablando, en realidad, de convertirte en un esclavo más de la moda y de la sociedad aunque la camiseta que llevas diga que no lo eres?
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